Internet revoluciona el mundo de los videojuegos: los gamers

Quién nos iba a decir años atrás que llegaría el día en el que pagarían por jugar… efectivamente hablamos de los gamers.

Y es que vulgarmente se cree que cualquiera puede ser “gamer” y cobrar por ello, y la verdad, es que no es tan sencillo como parece. Digamos, que hay mucho más allá de “jugar”, porque no solo debes ser bueno y destacar entre los demás, sino que tendrás que dedicarle muchas horas al día. Es decir, hacer de tu pasión, tu profesión, lo que en muchos casos puede resultar agotador o perder la gracia.

Fuera mitos: ¿cualquiera puede ser gamer profesional? Por supuesto que no

 

Por lo general, los buenos gamers tienen algo en común: son personas muy inteligentes. No cabe duda de que cualquiera puede jugar, pero son pocos los que destacan. Y ese bajo porcentaje es el que podría llegar a convertirse en lo que hoy en día conocemos como un gamer profesional.

Internet ha abierto un gran número de posibilidades para ello

 

Muchos usuarios se han hecho famosos a través de plataformas como YouTube, donde comparten gameplays y vídeos en directo. De esta manera, los usuarios que hacen búsquedas sobre los juegos, rápidamente los encuentran y podrán seguirlos. A cambio, estos gamers ganan dinero por las reproducciones de sus vídeos.

 

El auge de los juegos móviles también ayuda

 

Juegos de dispositivos móviles como Clash Royale organizan constantemente torneos con premios de miles de euros. Lo que hace, es que muchos usuarios quieran invertir horas y horas para ser el mejor, para así poder participar en dichos torneos y tener más opciones de llevarse el premio. Es un aliciente más de cara a convertirse en gamer profesional, ¡una profesión con mucho futuro!

Entre plataformas como YouTube y los juegos que organizan torneos con premios en metálico, levantas una piedra y aparece un gamer. Pero pocos son considerados gamers profesionales. Aunque esta profesión como tal, ya existe.

 

Lo que está claro, es que estamos ante una forma de vida que ha venido para quedarse y que dará mucho de qué hablar. Así que ya sabes… ¡a jugar!

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